Por la estudiante María Alejandra Bulla Clavijo
Jazz, clásica, rock, colombiana… son sólo etiquetas para referirse a una sola palabra, un lenguaje, un mundo de sensaciones: la música.
Tener la oportunidad de estudiar música, es poder ver el mundo por el lado “B” de la historia. Es ver que detrás de cada gran acontecimiento que ha marcado a la humanidad, hay un grupo de personas tratando de plasmar su historia en un sonido, en un color, en un instante; es por eso que interactuar con distintos géneros, artistas, corrientes, tendencias desde su interpretación, es vital para la formación de un músico: sólo un panorama amplio y abierto de lo que está sucediendo a nuestro alrededor, nos permite dar nuestra propia visión y versión del mundo… es imposible escribir una parte de la historia sin conocer nuestro pasado. Entrar en contacto con la música, es entrar en contacto con una civilización de la forma más pura: tener la capacidad de interpretar distintos géneros, es adquirir un bagaje cultural que ni miles de palabras pueden aportar. No sólo escuchamos las palabras que el mundo nos quiere decir, también entendemos los sentimientos que un pueblo un día gritó pero ninguna palabra fue capaz de expresar.
Querer entrar al mundo de la música, como jóvenes en un mundo de posibilidades infinitas, no se debe limitar a querer ser el mejor intérprete (sin olvidar su importancia); tocar escalas, arpegios y grandes obras es una cuestión de trabajo y paciencia. La verdadera magia de un artista, es su capacidad de mostrar algo que nadie más podrá hacer por él. Por eso, prepararse para entrar a una carrera profesional de música es un proceso de enamorarse de cada acorde, cada silencio, cada melodía… es entender el por qué de cada uno de ellos, y no tocar algo simplemente porque así lo dice la partitura.
Como artistas en el mundo de hoy, debemos entender que la música es una, y que cuando nos negamos a aprender, o simplemente escuchar cualquier manifestación humana ajena a nuestro contexto cultural, estamos negando la esencia misma del arte.
Seamos artistas siempre jóvenes y dinámicos, vanguardistas de pensamiento. Rompamos las barreras de lo imaginable y demostremos al mundo que la música es un lugar sin banderas ni fronteras, como nos dijo Ricardo Gallo a través de su música… es “tierra de nadie”.
1 comments:
Las jóvenes promesas de la música son sueños de Dios en este mundo, felicidad y bendiciones
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